viernes, octubre 06, 2006

Arlequin

Me recuesto en el asiento de mi auto, con las ventanas abiertas, mientras espero. La lucha diaria entre el calor y el frío me tienen hastiado, ya que el invierno no quiere irse y la primavera no se decide en llegar. La música llena el interior mientras entra una leve brisa. El reloj del tablero señala las 2:13 P.M. y cuando levanto la vista la veo doblando la esquina, buscándome. La veo buscarme y no hago ademán de delatar donde estoy. Cuando al fin me ve me sonríe, me saluda con la mano y corre hacia el carro. ¿Cómo pueden las mujeres correr con tacos y no morir en el intento? Nunca lo entenderé en verdad. Pero ella lo hace con tanta gracia y finura que parece que hubiera nacido con los tacos puestos.

Abre la puerta de mi carro y se sienta a mi lado. Ahí esta ella, con su traje sastre sobrio, carmín, con su pequeño bolso y su bolsa de Ripley. Así son siempre nuestros encuentros, ella sale de trabajar, compra alguna tontería en Ripley y luego yo la recojo.

- ¡Miguel! Te he extrañado mucho - me dice mientras me saluda con un beso.
- Yo también Vero
- ¿Cómo has estado?
- Ya sabes, ahí en la chamba. - Me sonríe coqueta pero su gesto cambia al verme la cara.
- ¿Qué pasa? Te veo triste.
- No, no es nada. - Disimulo mientras sonrío, con verdadero afecto.
- ¿Seguro? No me mientas ah!

Me río suavemente mientras arranco el motor, el cual no se siente, solo un ligero ronroneo. Solo hay algo que amo más que mi carro y está sentado junto a mí. Aunque suene machista, lo sé.

- ¿Quieres ir a comer algo?
- No
- ¿A tomar algo?
- No
- ¿Entonces?
- Quiero ir a tu casa ahora. - Ni siquiera se sonroja o se inmuta, solo me sonríe y me saca la lengua juguetonamente.
-Okay, okay. - Respondo mientras entra el primer cambio. Me besa rápidamente en la mejilla y nos ponemos en camino.

No termino de arrojar mis llaves y mi billetera en la mesa de centro de mi sala y Vero ya está subiendo a mi cuarto mientras se saca el saco. No hay nada que hacer, cuando se le mete una idea nada ni nadie la hará cambiar de parecer. Subo detrás de ella meneando la cabeza.

- Deberías limpiar más - me reprocha.
- ¿Por qué? Si todo está limpio. - Y lo está en verdad.
- O al menos ordenar más - replica mientras señala la mesa de mi cuarto-estudio, donde descansan mis planos, mi casco y demás.

Ya Vero está ordenando mis papeles.
- Oye deja ahí. - Le digo mientras la abrazo por detrás.
- No
- Deja
- No
- No me hagas ser malo.
- ¿Ah sí?
- Sí
- No
La beso en el cuello mientras ella sigue ordenando. Solo cuando la muerdo con suavidad suelta los papeles y se deja hacer, mientras desabotonó su blusa. Mi otra mano se desliza por su cuerpo, por su cintura y caderas, buscando el botón de su falda.

Lentamente la llevo a mi cama. Sus manos están sobre las mías, mientras toco suavemente su pecho, jugando con sus senos. Ella voltea su cabeza, buscando mis labios con los suyos. Nos besamos, yo con ternura y ella con insistencia. Pronto se suelta de mi abrazo y se voltea y me besa otra vez, con mayor insistencia, con sus manos en mi cabello, con sus ojos cerrados y su cuerpo pegado al mío. El tiempo parece detenerse cuando estamos juntos y en verdad quisiera que estos momentos no acabaran. Verla a ella así, de esta manera, está empezando a molestarme y, enfrentémoslo, está rompiéndome el alma y el corazón. Se me escapa un suspiro.

- ¿Qué pasa?
- Nada, nada. Solo estoy un poco cansado
- Me hubieras dicho entonces. Hubiéramos quedado para otro día
- Siempre tengo tiempo para ti.

Mataría por esa sonrisa. En serio.

- Pues entonces mañana te arrastras al trabajo.
- ¿Ah si?
- Te voy a dejar muerto. - Me replica mientras me empuja a la cama y se sienta en mi pecho. Ya vas a ver añade mientras me saca el polo. Siento la suavidad de sus piernas en mi pecho. Mientras me acaricia la cara y juega con mi cabello. Vamos a ver quien mata a quien. Con un poco de esfuerzo me muevo debajo de ella, hasta que mi rostro se pierde entre sus piernas

- ¡No se vale, no se vale, no…!

Intenta levantarse pero no la dejo, mientras la sujeto por la cintura. Me jala el cabello, intenta zafarse, pero pronto sus reclamos cambian por gemidos y ahogos. Sus caderas se mueven con ansias, y ahora me pide que no pare. Y por un momento me detengo y me mira coqueta, con un dedo en la boca, haciendo puchero y sus ojos me ahogan, me abruman. Su otra mano se pierde tras su espalda y juega conmigo, y una ligera presión de sus dedos es el simple recordatorio que debo continuar.

Es una lucha, un juego. Sus piernas rodeando mi cintura, su boca y labios perdidos entre los míos, el frenético ritmo de pecho con cada gemido, con cada aliento. Y sus ojos, sus malditos y benditos ojos, que devoran mi alma, me consumen.

Nada es más gratificante que su grito de placer y por un momento deja de ser mujer y se convierte en algo más. Y solo entonces, cuando mi… diosa, sí, mi diosa se está así, puedo…

La tarde es fría pero no la siento al tener a Vero a mi lado, acurrada entre mis brazos. Solo siento su respiración sobre mi pecho y la dulzura de sus formas contra mi piel. Y pronto todo eso se desvanece cuando se levanta apurada y entra a mi baño corriendo a tomar una ducha.

- ¡No me he dado cuenta de la hora! Se está haciendo tarde.
- Lo sé
- ¿No te quieres bañan conmigo? - pregunta, coqueta.
- Vas a llegar tarde.

Hace puchero una vez más mientras cierra la puerta. Las mujeres son una maldición y una bendición sobre la tierra. El sonido del teléfono me saca de mi ensoñación.

- ¿Aló?
- Hola
- Hola Daniel.
- ¿Esta todavía ahí?
- Sí. Se está bañando.
- OK. No debe tardar entonces en llegar.
- Así es.
- ¿Tuvo… tuvo un buen tiempo?
- ¿Por qué siempre preguntas lo mismo? Sabes que no te lo voy a decir.
- Bueno, no puedo dejar de preguntar. Ya sabes, me preocupo como
- Sí. Como su esposo que eres.
- Ya sabes como es.
- Sí, lo sé.

Cuelgo el teléfono. Odio que tu corazón no me pertenezca.

8 comments:

Tortuga Maldita dijo...

Es cuando el sexo reemplaza al corazon..PELIGROOOOSO.
Y el vacio es interminable
ay ...mish.

Lady Bathsheba dijo...

vaya... suele pasar mas de lo que uno cree.

Anónimo dijo...

Estoy pasando algo por el estilo... si es que el relato es cierto...
Me he convertdo en "la otra" y el vacio y la tristeza van llenando los espacios que antes le pertenecian a la ilusion....
aveces me odio por ser tan debil.... y tu?

RacuRock dijo...

yo no yo soy fiel ... jejeje
y ella tambien...

El Gran RacuRock

http://racublog.blogcindario.com

Kat dijo...

perfecto!

Lady Bathsheba dijo...

a veces pienso que si me casara, sería así. curioso no? a veces creo que incluso ya me ha pasado... en fin, hoy deperté filosofando y analizando muchas cosas :/
dios! tengo que volver a ser superficial!! asi no duele ;)

Anónimo dijo...

las trampas no se plantan....solo descansan.

Unknown dijo...

As claimed by Stanford Medical, It is in fact the ONLY reason this country's women get to live 10 years longer and weigh 42 lbs less than we do.

(And realistically, it has absoloutely NOTHING to do with genetics or some secret-exercise and really, EVERYTHING to do with "how" they eat.)

BTW, I said "HOW", and not "WHAT"...

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